sábado, enero 31, 2009
Los caminos reales de Canarias
(Un poco de historia para empezar)
Hasta la construcción de las primeras carreteras a finales del pasado siglo, las actividades comerciales, sociales, culturales, políticas y religiosas de la población canaria necesitaban un intrincado sistema de caminos, senderos y veredas para desenvolverse. La red tradicional comenzó a formarse a raíz de la Conquista, aunque haya referencias a senderos aborígenes, en los que se observan las técnicas constructivas que empleaban para facilitar el acceso a los lugares de culto o de almacenaje de alimentos y pertenencias. Lo accidentado del terreno hacía en ocasiones más recomendable la comunicación por mar. Los caminos de mayor importancia permitían en algunos casos la circulación de carretas sobre empedrados continuos y uniformes, pendientes moderadas y anchuras superiores a tres metros. Los caminos locales conectaban los pequeños pagos y caseríos entre sí y con la red principal, y tenían en ocasiones trazados más sinuosos para salvar fuertes pendientes. Se empedraban para facilitar el tránsito de los animales de carga y tenían una amplitud media de uno o dos metros. Completaba el sistema un sinfín de atajos y veredas, la mayoría de menos de un metro de ancho.
Cabe diferenciar entre las distintas vías. Los caminos reales eran los de propiedad real entre los grandes núcleos de población. Establecieron el trazado básico de la posterior red de carreteras y hoy apenas queda nada de ellos, salvo pequeños tramos de gran valor histórico y cultural.
Los caminos de herradura, de aspecto parecido a los reales, comunicaban los principales enclaves agrícolas con los núcleos de población secundarios. Solían estar empedrados y contaban con canalizaciones y zonas de descanso y una anchura media de tres a cuatro metros.
La densidad de los asentamientos humanos del siglo XIX y la orografía determinaron la existencia de una intrincada malla de caminos para el transporte de mercancías a lomos de bestias. De factura más rústica, eran lo bastante anchos para el paso de animales cargados, y se hallaban toscamente empedrados en los tramos en que éstos precisaban un firme sólido. Muchos se conservan, a causa de las dificultades que la agreste topografía oponía a su conversión en pistas o carreteras.
En esta época del año, aconsejo realizar senderismo por los caminos reales acondicionados por los distintos ayuntamientos y cabildos de Canarias.
Yo voy a comenzar en 2009 por hacer la ruta del camino real del sur de Tenerife, saliendo desde plaza del ayuntamiento de Güimar. Estoy deseando disfrutar de tan bello paisaje.
Fuentes:
ACEC Viera y Clavijo
Arqueoten
Senderos de Güimar
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