El viernes comienzo a trabajar -entiéndase fuera de casa- y ya me estoy preparando para afrontar el volumen de temas laborales que me esperan, acompañados, claro está, de las reuniones, llamadas telefónicas, viajes de trabajo, ... ¡uff! ¡Ya estoy empezando a sentir el estrés post vacacional.
Siempre le digo a mi madre que para eliminar su obsesión por el dolor debe tener pensamientos positivos y ahora me toca aplicarmelos a mi, que a veces me olvido.
El estrés, la ansiedad, la presión, la economía, la familia, son algunos de los causantes de nuestra energía negativa.
Para comenzar a generar energía positiva debemos evitar el uso de palabras que nos impidan conseguir esa fuente de vida, tales como las que descargan nuestras quejas o nuestra crítica destructiva. Cuando nos quejamos de algo sólo estamos afirmando más el problema. Por otra parte, cuando criticamos a alguien estamos dándole más importancia a nuestras propias percepciones, a nuestro Ego. El ego siempre marca las diferencias y nos aleja de estar en paz unos con otros. Por eso debemos evitar participar en discusiones banales.
En este vínculo podemos conocer algunas técnicas para generar energía positiva.
Yo personalmente recomiendo reir, jugar, realizar actividades al aire libre, leer y asumir nuestros malos hábitos para poder eliminarlos.
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