La Fundación Alzheimer España tiene publicados en su página Web una serie de estudios relacionados con esta enfermedad muy interesantes y que debemos leer todos los cuidadores y cuidadoras de personas con esta enfermedad o con otras relacionadas con ella, como la demencia senil.
Estos consejos generales para afrontar trastornos de conducta están sacados de un estudio publicado en la citada Web: Conserve la calma y no grite, ya que aumentaría la frustración del enfermo.No intente razonarle, ya que él es incapaz de entender sus razonamientos. No discuta jamás con el enfermo, ni tampoco le regañe, ya que esto agravaría la situación.
Déjele tiempo para reponerse, porque su funcionamiento mental suele estar enlentecido. Compruebe que lo que le dice su familiar enfermo es cierto y mientras tanto, no le crea. No intervenga sistemáticamente en su manera de vivir, ya que es necesario permitirle siempre la mayor autonomía posible, para evitar la sensación de control y agobio. Siempre intente resolver la situación con caricias (detrás de una persona agresiva hay un ser frustrado y asustado que profundamente necesita sentirse querido). Persevere, sea constante y ofrézcale cariño. Si ve usted que está a punto de agotarse, recurra usted mismo a profesionales para resolver su problema (el cuidador necesita primero cuidarse a sí mismo). Esté preparado en caso de urgencia, teniendo a mano teléfonos y direcciones oportunas.
Para el caso de mi madre, que suele repetir muy a menudo frases y preguntas, me han parecido muy interesantes estos consejos al respecto:
Proporcione a su familiar una rutina diaria variada con actividades físicas que liberen su energía y ansiedad y le tengan entretenido. Ante preguntas reiteradas responda de forma clara y breve. Si él insiste en la pregunta, no pierda la paciencia, no se enfade, no le prohíba hablar. Háblele sobre el tema que tanto le interesa. Indague la posibilidad de una preocupación real y justificada del enfermo. A veces puede usted responder con "mentiras piadosas" si comprueba que no le perjudican y le calman, ya que en ocasiones, la repetición de palabras y preguntas puede traducir inquietud y ansiedad. Pruebe a desviar su atención con la radio, TV, vídeo, o hablando de otro tema.