Victoria Kent Siano nació en Malaga, en el conocido barrio de «Lagunillas», el 6 de marzo de 1898 y murió en Nueva York el 25 de septiembre de 1987. Tenía sangre británica heredada de su padre, un comerciante afincado en Málaga. Fue la única hija entre cuatro hermanos varones. Al no querer ir a la escuela, hace sus estudios elementales con profesores particulares. Después asiste a la Escuela Normal de Maestras, en la que tuvo como profesoras a las feministas Suceso Luengo de la Figuera y Teresa Aspiazu. En 1917 se traslada a Madrid a estudiar el Bachillerato en el Instituto Cisneros. Desde su llegada a Madrid se aloja en la Residencia Femenina de Estudiantes, una institución creada por la Junta de Ampliación de Estudios, que dirigía María de Maeztu, feminista, fundadora en 1926 del Lyceum Club Femenino Victoria, junto con la también malagueña Isabel Oyarzábal. En ésta época se paga sus estudios dando clases particulares y en el Instituto-Escuela, también bajo la dirección de María de Maeztu.
De su compromiso con la causa feminista Victoria ya había dado pruebas en 1919 adscribiéndose a la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME), fundada en 1918 por María Espinosa de los Monteros, para promover la educación y la igualdad legal femenina y que en 1920 cristalizó en la creación de la Juventud Universitaria Femenina (JUF). Victoria Kent fue la representante de dicha asociación en el Congreso Internacional de la Federación Internacional de Mujeres Universitarias (Praga, 1921). En 1920 ingresa en la Facultad de Derecho de la Universidad Central (actual Universidad Complutense de Madrid), donde cursa la carrera como alumna no oficial hasta su licenciatura en junio de 1924. Es la primera mujer española abogado de Madrid, junto con Clara Campoamor. Tan fuerte es el impacto que el propio Colegio la abona la cuota de entrada. Su apellido era de origen irlandés, pero en aquellos años de sus estudios no sabia una sola palabra de inglés, y se inició en los estudios de esta lengua en el Instituto Internacional, vecino a la Residencia.
Entra a formar parte del Colegio de Abogados en enero de 1925, todo un logro en los tiempos que corrían, y aunque no parecía tener interés en ejercer su profesión ante los tribunales, ya el 1 de Mayo de ese mismo año se conoce su primera intervención como abogada defensora. Ya en esta su actividad jurídica, se convierte en la pionera de los abogados laboralistas, destacando su actuación en el Sindicato Nacional Ferroviario y funda el Sindicato Nacional de Mujeres abogados.
Fue socia fundadora y vicepresidenta del Lyceum Club creado en Madrid (1926) para debatir libremente todos los problemas de la condición femenina.
Sin embargo, es en 1930 cuando Victoria Kent sale en las páginas de los periódicos nacionales y extranjeros como protagonista de un hecho inaudito hasta entonces. Se hizo famosa en 1930 defendiendo ante el Tribunal Supremo de Guerra y Marina a Álvaro de Albornoz, miembro del Comité Revolucionario Republicano, detenido y procesado junto con los que después formaron el gobierno provisional de la República, a raíz de la sublevación de Jaca. Fue la primera mujer en el mundo en intervenir ante un consejo de guerra, consiguiendo la absolución de su defendido. El éxito obtenido en este caso, le granjeó un gran prestigio en los primeros años de la República.
Esos primeros años profesionales coincidieron con la dictadura de Primo de Rivera (1923-1929). Su posición política se acercaba a las tesis socialistas moderadas. En 1928, en colaboración con las políticas feministas Clara Campoamor y Matilde Huici, entre otras, fundo el Instituto Internacional de Uniones Intelectuales. Un año después comenzó a militar en el Partido Republicano Radical Socialista. Como miembro de este partido fue asignada candidata a las Cortes por Madrid, y resulta elegida diputada, junto con Clara Campoamor, de las Cortes Constituyentes de 1931.
Sus intervenciones en el Parlamento son escasas y, en especial, se le recuerda por su discurso en contra del voto femenino en igualdad de condiciones con el varón, siguiendo la disciplina del partido, y en la convicción de que el voto de la mujer en aquellos momentos sería mayoritariamente conservador, en detrimento de los partidos de izquierdas, a uno de los cuales ella pertenecía.
Paralelamente a su labor (no muy intensa) como parlamentaria y como miembro de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, puesto que ocupa desde abril del 1931, lleva a cabo lo que ella misma califica como "la tarea más importante de mi vida".
Alcalá Zamora le ofrece personalmente, en 1931, la Dirección General de Prisiones. Inicia así, heredera de Concepción Arenal, su particular revolución carcelaria: durante ésta etapa estableció permisos para los presos, cerró 114 centros penitenciarios por estar en malas condiciones, creo la cárcel de mujeres de Las Ventas, eliminó el uso de los grilletes y cadenas, las celdas de castigo, y mejoró la alimentación. Levanta un busto a su antecesora en el Parque del Oeste, establece la libertad condicional para sexagenarios y dota a las cárceles de calefacción. Impone la libertad vigilada y buzones para que los presos puedan dirigirse a ella con sus quejas, fuera de la vigilancia de los carcelarios. Y como medida espectacular, siéndolo todas ellas, excarcela a todos los mayores de setenta años. Su labor fue, sin duda, de vital importancia para la evolución del sistema penitenciario en España.
Todas estas medidas le dieron a Victoria Kent una gran popularidad (se la nombra en el conocido chotis "Pichi", que canta la popular Celia Gámez) a pesar de que no tenía un carácter agradable ni era especialmente locuaz. Era clara, tajante y decidida, de gran carácter y muy trabajadora.
Antes de dimitir crea la cárcel de mujeres de Ventas (Madrid), con mejoras especiales para reclusas que son madres y funda el Cuerpo Femenino de Prisiones y el Instituto de Estudios Penales, cuya dirección encomienda a su maestro Jiménez de Asúa. "Hay que proteger a la sociedad, sí; pero también debe protegerse al prisionero frente a la prisión", manifestaba.
En la Cortes y frente a Clara Campoamor se opone al voto femenino. Su opinión, luego contrastada con el triunfo de las derechas, es que la mujer española, semi-analfabeta, votará lo que le digan sus confesores. Esto le acarrea cierta impopularidad.
En 1934 entró a formar parte del partido Izquierda Republicana, liderado por Manuel Azaña.
En las elecciones del 16 de febrero de 1936, Victoria Kent es elegida diputada por Madrid, en las listas de Izquierda republicana, que forma parte del Frente Popular. Consiguió su escaño por Jaén. Al estallar la guerra civil, actuó como inspectora en los frentes cercanos a Madrid. Inició un programa de guarderías en la zona republicana. Siguió al gobierno en su éxodo tanto en Valencia como en Barcelona. Durante la guerra civil, se hizo cargo de la creación de refugios para niños y de las guarderías infantiles. El gobierno de la República la envió a Francia como Primera Secretaria de la Embajada de España en París, para que se encargara de las evacuaciones de los niños. La invasión alemana la sorprendió allí. Estuvo casi un año refugiada en la Embajada mexicana, al estar su nombre en la lista negra entregada por la policía franquista al gobierno colaboracionista. Ayudada por la Cruz Roja, y con nombre falso, pudo burlar a la GESTAPO: la Cruz Roja le proporcionó un apartamento cerca del Bois de Boulonge, donde vivió hasta la liberación con una identidad falsa: la de madame Duval. Estas experiencias fueron la base de su libro Cuatro años en París, 1940-1944, editado en 1947. Con otros exiliados, fundó la Unión de Intelectuales Españoles (1944). Permaneció en Francia hasta el final de la guerra, a cuyo término colaboró en la salida de los refugiados españoles hacia América. En 1945 asistió al Congreso Internacional Femenino.
En 1948 se trasladó a México, donde trabajó como profesora de Derecho Penal. Colaboró con el gobierno mexicano en la creación de la Escuela de Capacitación para Funcionarios de Prisiones. En 1950 marchó a Nueva York como funcionaria de la ONU. En 1951 fue nombrada ministra delegada en Nueva York del gobierno republicano en el exilio. Allí, según Carmen de Zulueta, Don Fernando de los Ríos, la recomendó para enseñar español a Luisa Crane, defensora de la República española e hija de un magnate americano y junto a ella pasó Victoria los últimos años de su muy larga vida.
En tierras americanas, las Naciones Unidas le encargan estudiar el lamentable estado de las cárceles de América Latina, cargo que abandona poco después por ser tan excesivamente burocrático que la aleja de la realidad que ella busca.
Se instala en la Quinta Avenida con su amiga Luisa Crane. Allí funda la Revista Ibérica en versiones inglesa y española que pronto se constituye en una insustituible plataforma para los españoles republicanos y ya, hasta su muerte, el eje central de su vida.
En 1954 empezó la publicación de la revista Ibérica, trabajo al que se dedicó por completo hasta 1974.
Entre tanto la dictadura de Franco se prolongaba más de lo esperado. Victoria Kent volvió España en 1977, con su viejo republicanismo inmutable, con su pelo blanco, pero siempre con sus ansias reformistas y siempre lúcidas.
Murió en Nueva York el 26 de septiembre de 1987, en la casa compartida con su amiga y mecenas, la hispanista Louise Crane. Se la considera una de las mujeres españolas más importantes de este siglo, con Federica Montseny, Margarita Nelken, Dolores Ibarruri y Clara Campoamor.
Parece ser que mantuvo su acento andaluz, a pesar de tantas vicisitudes, durante todo su largo exilio.
Obras y artículos publicados:
· “Mis cuatro años en París” (1948).
· "Las reformas del sistema penitenciario durante la II República". Historia 16, nº extra VII, octubre de 1978
· "Una experiencia penitenciaria". Tiempo de Historia, nº 17, abril de 1976
Situación de la mujer en la época en la que le tocó vivir:
En el paso del siglo XIX al XX, época en que nace Victoria Kent, la incorporación de la mujer al trabajo, a las tareas sociales en general, y a las esferas profesionales en particular es un hecho irreversible y en constante aunque lento aumento.
A principios de siglo, el porcentaje de la población activa femenina ya iba de un 38 % a un 24 % en los países más desarrollados. Claro que España no se contaba entre ellos.
A decir de los historiadores, España llega tarde a la Revolución Industrial y en 1930, la población femenina activa era de un 12,65 % del total de trabajadores, y sólo un 9,16 % del total de las mujeres españolas tenía un trabajo asalariado, mayoritariamente en el sector agrario.
En la Enseñanza Primaria la mitad de la población masculina y un poco menos de la población femenina estaba escolarizada.
A la Enseñanza Media (Bachillerato, Magisterio, Profesional) sólo llegaba de un 3,2 % de mujeres en 1900 a un 4,7 % en 1930.
Y de un 0,3 % de mujeres en 1900 se pasa a un 1,8 % en 1930.
A la Enseñanza Superior tenían acceso un 2,4 % (1.900) y un 3,5 % (1930) de los hombres. Entre las mujeres sólo entraban en la Universidad de un 0,1 % a un 0,5 % ya en 1930.
En Madrid, por ejemplo, que superaba con creces la media nacional había:
· Una alumna universitaria en 1900
· 40 alumnas universitarias en 1910
· 249 alumnas universitarias en 1920
Fuentes utilizadas:
· http://www.andalucia.cc/viva/mujer/aavmalag.html#Kent
· http://es.wikipedia.org/wiki/Victoria_Kent"
· http://www.educa.madrid.org/web/ies.victoriakent.torrejondeardoz/vk/Victoria.html
· http://clio.rediris.es/udidactica/sufragismo2/biogra.htm#kent
· http://www.izqrepublicana.es/documentacion/kent.htm
· http://www.uned.es/biblioteca/mujeres/victoria_kent.htm
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